jueves, 27 de mayo de 2010

El coraje de poner los dientes largos

No hay cosa que me de más coraje que me pongan los dientes largos. Y eso me ha ocurrido cuando he podido escuchar casi al completo el repertorio de la comparsa Los Volaores, agrupación que creó Antonio Martínez Ares para su musical La Gran Final.

Uno escucha eso y se queda con ganas de más. Acaba de oírlo y dice ¿ya?, como esperando el siguiente pase del concurso y después comprarse el Cd para oirlo y verlo por las calles. Pero el problema es que no hay más pases en el concurso, ni cd, ni, por supuesto, poder verlos por las calles o actuando en algún festival.

Por eso tengo esa doble sensación con Antonio: alegría porque he podido volver a escuchar una comparsa suya, y coraje de saber que no va a haber más (de momento) que te dan ganas de decirle "Antonio, picha, para esto estate quietecito. No nos des pan pa hoy y hambre pa mañana".

En fin, seguiremos soñando con que le ha echo pupita el puyazo que le dió Tino Tovar con su pasodoble y, como los buenos toros, responda al tercio de varas y se nos eche pa'lante y saque otra de sus grandes comparsas.

jueves, 20 de mayo de 2010

La Cigarra y la Hormiga

Cuenta la fábula de la hormiga y de la cigarra que, mientras la primera se dedicaba a buscar alimento para cuando llegara el mal tiempo, la otra lo único que hacía era divertirse. Y así ocurrió que, cuando el invierno se echó encima, la hormiga tuvo donde resguardarse y qué comer, mientras que la cigarra no tenía donde caerse muerta.


Pues eso tenemos de presidente: una cigarra. Se ha dedicado a gastar todo el dinero que había en pamplinas (sí, pamplinas con todas las letras) y ahora quiere que los demás le saquemos las castañas del fuego (tal y como hicieron las hormigas con la cigarra).


¿Y de quién es más fácil tirar? De los funcionarios, como no. Porque sabe que goza del respaldo popular en contra de los funcionarios, debido a que estos gobiernos se han dedicado a colocar a millones de inútiles sin titulación, pero con carné del partido. Y no estoy de acuerdo.


Vale que todos nos tenemos que apretar el cinturón, pero no estoy de acuerdo con tener que sacarle las castañas del fuego a nadie que ha estado cobrando todo tipo de prestaciones por desempleo y ayudas por "pobretico" mientras le estaban entrando tres y cuatro sueldos a la casa. Como siempre, los tontos que todo lo que ganan es declarado son los que tienen que apechugar, mientras esos rastreros que se han construido enormes casas, con grandísimas cocheras para guardar el tractor, el todoterreno, el coche del niño y el coche de bonito, ahora que les ha llegado el "invierno" se acuerdan de las hormiguitas.